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jueves, 21 de febrero de 2013

Noche oscura del alma

Queridos amigos, soy vuestra hermana, María Magdalena. Estoy a vuestro lado como una hermana muy cercana. No estoy elevada sobre vodotros sino que soy alguien a quien conocéis desde adentro. Sentid por un momento nuestra conexión profunda – somos uno, parte de la misma familia.

Yo también he recorrido el camino de ser un ser humano en la Tierra, he conocido y he explorado esas profundidades, y he sido tocada por una Luz vívida y brillante que me inspiró y se apoderó de mí. Una luz que me recordó y me hizo soñar y desear un mundo mejor y más bello en la Tierra. He conocido los dos extremos, tanto la Luz como la oscuridad. Esos extremos son polos que van de la mano; se podría decir que uno es motor del otro. La vida parece tener que ver con los opuestos: Luz y oscuridad. Los sentimientos que evocan parecen ser opuestos, aún así hay una conexión oculta entre ellos: no pueden funcionar el uno sin el otro. La experiencia de la Luz sólo es posible por haber experimentado la ausencia de Luz, y por contraste con su opuesto, la oscuridad.

Nunca la Luz es más visible que cuando surge de la oscuridad. Tan sólo pensad en los primeros rayos del sol al despertar el día, la cálida luz de la mañana que baña el mundo. Cuán profundamente puede tocaros, especialmente cuando procedéis de la noche oscura y fría. El contraste crea las dinámicas – vida, movimiento, crecimiento, cambio – de modo que la oscuridad tiene una función en vuestras vidas. Sin embargo, los seres humanos a menudo experimentan aún la oscuridad como antítesis de la Luz; no como una fuerza para el cambio y el crecimiento, sino que la perciben como una trampa o pozo en el cual quedan atrapados y ya no se pueden mover. Desde ese profundo pozo parece como si hubiérais perdido contacto con la Luz, como si hubiera sido separada de vosotros.

Todos conocéis ese estado mental consistente en creeros separados de la Luz, de estar privados de un sentido de significado y propósito en vuestra vida. De hecho, a eso es a lo que se llama 'estar muerto'. La única forma posible de morir no es la muerte tal como la creeis, la física, sino cesar cualquier movimiento en vuestro corazón, en vuestros sentimientos, en vuestra mente. En realidad, la muerte no existe; vuestra alma es eterna y vive por siempre. Lo único que es mortal en vosotros es sólo la forma, la apariencia; vuestra esencia es eterna y no puede morir. Sin embargo, puede que temporalmente perdáis de vista vuestra natural esencia a tal grado que interiormente os volváis rígidos y dejéis de moveros. Estáis entonces muertos por dentro y os sentís extremadamente deprimidos. Éste es un estado inmensamente doloroso.

Acompañadme a un viaje por un momento. Descended conmigo dentro de ese estado deprimido e investigadlo con una mente abierta. ¿Qué sucede si alguien pierde toda esperanza, se retrae y se siente impotente ante todos los sentimientos que brotan desde el interior? Usualmente esta reacción es disparada por acontecimientos externos que son desestabilizantes; sucesos que una persona es incapaz de ubicar en su marco de referencia, y que provocan que todo en la vida de esa persona se vuelva incierto. Pueden ser grandes sucesos, tales como la muerte de alguien cercano, una enfermedad, perder el trabajo o romper una relación. Estos son sucesos que afectan profundamente a las personas y pueden llevarlos al borde del abismo.

Sin embargo, la oscuridad a veces también puede revelarse desde adentro sin una clara causa externa. Viejas cargas emocionales que alguna vez almacenásteis en vuestra memoria del alma salen a la superficie. Experiencias dolorosas, quizá también derivadas de experiencias en vidas anteriores, brotan de vuestras profundidades y os veis forzados a tratar con sentimientos oscuros, con miedos y dudas. Profundas experiencias de carencia, de soledad y de derrota pueden entrar en vuestra psiquis sin una razón lógica. Acontecimientos que pueden haceros perder el equilibrio tanto como cualquier evento externo que os ocurra.

Cuando alguien queda atrapado en una depresión, en la 'oscura noche del alma', siempre se vuve como una experiencia de ser absorbido y de ser incapaz de arreglárselas con todas las emociones. El flujo de emociones dolorosas, pesadas, se experimenta como demasiado grande para soportarlo. Emociones que os abruman y sobrepasan, o así lo parece, y provocan que os encerréis desde una profunda sensación de impotencia. Desde el mismo momento en que las rechazáis, en que os negáis a enfrentar esas emociones, os estáis atascando. Esas emociones quieren fluir; es esencial que continúen moviéndose hacia adelante, como cuando aparece una gran ola en la playa. Pero tenéis miedo de permitir que eso suceda, negándoos radicalmente a acompañar ese movimiento y os retiráis de la escena donde sucede el torrente de emociones. Construís un dique de contención, una barrera y os decís: “yo no puedo lidiar con esto. No quiero esto. Me niego. Quiero que acabe”. Lo hacéis con vuestras emociones y con las de los demás. Vuestra reacción, a menudo de pura impotencia, crea una depresión, la cual es un estado de entumecimiento y de estar cerrado a la vida. Con el tiempo esta situación se vuelve insoportable y ya no deseáis seguir viviendo.

Desde una perspectiva terrenal, queréis 'morir' porque la vida se ha vuelto intolerable. Visto desde la perspectiva del alma, ya estáis muertos. Y estar muertos en vida es una experiencia tan insoportable que buscáis hacer todo lo posible para dar fin a esta situación. El deseo de morir es esencialmente un deseo de cambiar, un deseo de volver a vivir. Las personas que quieren cometer un suicidio tienen un profundo deseo de vivir, no de morir. Es precisamente este sentimiento de estar muerto por dentro lo que los conduce a una extrema desesperación. Es vuestro deseo de vivir lo que os lleva a terminar con vuestra vida física.

Cuando experimentáis una depresión, se produce una combinación de profunda resistencia y al mismo tiempo de extrema vulnerabilidad. La depresión es un modo de defenderse contra el enorme poder de las emociones que amenazan con engulliros. Pensáis que os destruirán. Entonces, en vuestra impotencia, construís un escudo alrededor vuestro; os envolvéis en un capullo de no querer o no ser capaces de sentir nada. Ya no queréis estar más aquí, tal como el proverbial avestruz con su cabeza metida en la arena. Os sofocáis en la arena y aún así, esconder la cabeza parece la única forma posible de capear el temporal. Tras un tiempo ya no os véis ya capaces de sacar vuestra cabeza de la arena, de la depresión. Habéis llegado a cerraros tanto a la vida y a cualquier sentimiento que ya no sois capaces de cambiar las cosas y de lograr un cambio; la opción de decir “sí” a vuestras emociones parece estar más allá de vuestro poder. La depresión ahora ha alcanzado un clímax.

Por un lado no podéis aceptar vuestras emociones de miedo, de desesperación, de tristeza y de soledad, o compartirlas con otros, mientras que por otro lado sabéis y sentís que es agonizantemente doloroso vivir sin emociones; eso es una forma de muerte, una total negación de vuestro centro viviente. Tras un tiempo queréis volver a sentir. El dolor de no sentir es mayor que el dolor de sentir vuestras emociones. Ahí radica vuestra 'salvación', y éste es el punto de inflexión necesario. La negación a sentir, y el decir “No, no puedo, no quiero esto, quiero estar muerto, quiero desaparecer”, os vuelve tan huecos y vacíos por dentro que ya no podéis soportarlo más. Lo que sucede, desde la perspectiva del alma, es que la vida se vuelve más fuerte ahora; no puede ser retenida indefinidamente. Cuando la fuerza de vida ha sido fuertemente retenida por mucho tiempo, crea una fuerza opuesta que finalmente entra en erupción. La fuerza de la ola que quiere alcanzar la playa no puede ser retenida por siempre. En cierto momento, desde vuestro interior, emerge un “sí” muy intensi, incluso si no lo sabéis conscientemente. Nada es estático en la vida; el impulso por vivir es imparable. Cuando se ha alcanzado un clímax, creáis eventos en vuestra vida que os provean de un cambio; que crean un punto de inflexión. Está en vuestro interior.

A veces esto sucede en la forma de un intento de suicidio. Si falla, puede haber una espiral ascendente porque el sufrimiento de esa persona se vuelve muy visible para el mundo exterior. Cuando alguien descubre cuánto otra persona se preocupa por él o ella, puede surgir una apertura a más Luz y a la recepción de comprensión y simpatía. Sin embargo, también puede suceder que alguien no se abra y permanezca deprimido. No hay recetas fijas sobre cómo se desencadena un punto de inflexión. Sin embargo, la vida tiene una fuerza de empuje y de conducción que hace que sea imposible persistir por siempre en un estado estático de conciencia.

Incluso cuando la vida terrenal termina por realmente tomar la propia vida, vodotros del otro lado inmediatamente tenéis que enfrentar nuevas elecciones, porque aún tendréis que experimentar ahí vuestros sentimientos. La tristeza que estaba ahí mientras estábais vivos, con vuestros sentimientos de dolor y ansiedad, ahora es capaz de presentarse incluso más agudamente, y de un modo menos velado. A veces el reino astral, donde acabáis tras la muerte, os enfrenta directamente con las emociones que reprimísteis y a través de esto comenzáis a 'fluir' otra vez. Por ejemplo, alguien puede sentirse desesperado y horrorizado cuando ha fallecido y descubre que la vida realmente no ha terminado; o presenciáis las emociones de vuestros familiares en la Tierra, su dolor y tristeza, y os véis muy afectados por esto. En estas circunstancias, un nuevo flujo puede ser puesto en movimiento en el alma de quien ha muerto. Puede llevar a un punto de inflexión, haciendo que el alma se abra a recibir ayuda de guías quienes siempre están ahí, tanto en la Tierra como en el cielo. La ayuda siempre está ahí, provista por vuestra apertura a ella.

No importa de qué modo giréis, la vida es más poderosa que cualquier deseo de morir. La vida siempre reasume vuestro derecho a ser, no tenéis poder para censurarla. Por lo tanto, SIEMPRE hay esperanza. Aferraos a eso por vosotros mismos, pero también por otros a quienes veis sufrir. Las cosas pueden parecer muy desesperanzadas a veces, pero siempre hay otra mirada, aunque no podáis ni imaginar en vuestras mentes cómo pueda ser y cómo el cambio va a tener lugar. La vida siempre es más fuerte que la muerte, la Luz es más fuerte que la oscuridad. Finalmente el agua rompe el dique, porque el agua tiene el poder de mover; empuja, ¡está viva! El poder del agua es mayor que la fuerza de resistencia que quiere retenerla.

Sentid por un momento la fuerza conductora de vida en vosotros mismos. Cada uno de vosotros a veces se encuentra con partes que están atrapadas, patrones que se repiten cíclica e indefinidamente: dudas acerca de vosotros mismos, sentimientos de inferioridad, incertidumbre, desconfianza, ira, resistencia. Ahora imaginad que esas partes sólo están ahí y que la vida continúa fluyendo, y aunque permanecen rocas en el arroyo que parecen tan fijas e inamovibles, no dejan de ser presa del desgaste por el movimiento y el empuje del agua que corre entre ellas. Lleva tiempo, pero no olvidéis quiénes sois: ¡ sois el agua viva! Cuanto más recordéis esto, más podréis reclamar la energía de esas piedras y rocas que yacen en el arroyo. Hay dolor del pasado que sigue estando ahí. Y no tenéis que minimizarlo, o hacerlo irrelevante, pero tampoco debéis cargar con las piedras del río. Es suficiente con recordar que ¡sois el agua! (Be water my friend)

Esto puede antojarse difícil por momentos porque, en parte, habéis llegado a identificaros con esas rocas que bloquean vuestra energía. Os decís: “yo soy alguien que no está correctamente arraigado; me resulta difícil sentir que la Tierra es mi hogar; acarreo tristeza y traumas del pasado”. Y todo eso es verdad, pero imaginad por un momento esas ideas como rocas o piedras en un río amplio y grande – una enorme vía fluvial. Porque eso es lo que sois; ésa es vuestra verdadera fuerza vital. Es vuestra alma que fluye y fluye, siempre a lo largo de esta vía: viva, burbujeando, embistiendo y rugiendo, explorando y descubriendo. Ese flujo no emite juicios acerca de esas rocas que encuentra, las engulle. ¡Vosotros siempre estáis eligiendo!

Por supuesto, ocasionalmente os quedáis atrapados, en vuestra conciencia, en tales bloqueos cuando comenzáis a identificaros con eso por mucho tiempo. Pero podéis desprenderos de ese bloqueo tan sólo experimentándoos como el agua que fluye. Recordad que sois un alma-conciencia viviente, siempre moviéndose y fluyendo y que no está atada a esas rocas – sois libres. Cuanto más retiréis vuestra conciencia de esos bloqueos, cuanto más aceptéis sentir las rocas que yacen ahí, más fácilmente ellas se entregan al flujo, con más facilidad todo empieza a fluir en todos los órdenes. Las dificultades (rocas) se desprenden más rápidamente cuando os desapegáis de ellas y os identificáis con el agua en movimiento. El agua es vuestra alma, y no puede ser retenida. Sentidoa fluyendo y moviéndose y resplandeciendo. Imaginad que se derrama sobre vosotros lavándoos y sentid la fuerza burbujeante, la Luz que centellea en ella. Sentid cómo vuestra alma, en su parte más profunda, no es amenazada por la oscuridad que experimentáis; por esas rocas que parecen ser tan sólidas e inflexibles. Vuestra alma no se preocupa para nada por lo que está ahí, porque sabe que las rocas pertenecen a ese lugar; son parte del paisaje de la vida. Tratad, cuando estéis atascados dentro de tales rocas, de escuchar el agua que corre por ellas. Recordad el agua y la facilidad con la que fluye.

No tenéis que hacer todo vosotros mismos. La vida os provee de infinitas oportunidades y posibilidades. A veces podría llevaros dentro de oscuros y profundos valles, pero también os impulsa hacia arriba otra vez hacia Luz. Incluso cuando tenéis la sensación de no poder luchar más, y no podéis ver cómo las cosas alguna vez puedan salir bien, la vida aún entonces os impulsa. El arte de vivir radica en preservar vuestra confianza, incluso cuando no parece quedar nada en qué confiar y cuando todo lo que era cierto ha desaparecido de vuestra vida.

En este preciso momento, muchas personas están involucradas en la Tierra en el procesamiento de la oscuridad del pasado; partes del alma están aflorando a la Luz ahora mismo y quieren ser vistas. ¿Y por qué esto es así? Porque estáis dando un salto hacia adelante. Es realmente un salto en la evolución de la conciencia de la humanidad. Y este salto no puede hacerse sin alcanzar los lugares oscuros en vuestra conciencia, aquellos rincones de vuestra mente que están llenos de miedo, de desconfianza, o de una tristeza muy profunda por todo lo que habéis experimentado en la Tierra. No le temáis a esa oscuridad – ¡aceptadla! Cuando le decís “sí” a la oscuridad, comienza a soltarse y a fluir, y ése es el arte de vivir esta vida. Y cuando escuchéis una voz que os diga: “la vida me supera”, recordad que aún en esos insantes hay algo en vosotros que verdaderamente está diciendo “sí”. Eso es lo que os salvará y os llevará hacia adelante – confiad en la vida. Ella os ama.

Os amo a todos y todas, mucho. Tal vez piensen: “¿Cómo puede ser? No puedes conocernos a todos personalmente”. Pero vosotros, como seres humanos, no conocéis ni os dais cuenta realmente de cuán extensa es la red de almas. Cuando te conectas con alguien desde el alma, ésa es una conexión permanente y eterna. La unión que una vez se forjó no se separará con el tiempo, porque en nuestra dimensión no hay tiempo. Hay una red viva conectándonos como almas. Nosotros compartimos una cierta historia, un cierto deseo, una llama que alguna vez fue encendida en nuestra conciencia. Con esta llama la Tierra gradualmente se está iluminando. La conciencia despierta en todas las personas nos une y crea un nuevo cimiento, desde el cual ese salto en la conciencia realmente va a tener lugar. No necesitáis reflexionar ni pensar, ni desgranar ni analizar sobre esto. Permaneced en vuestro propio proceso, vuestro propio camino – eso es suficiente. Sentid la poderosa confianza en la vida, no sólo en vosotros, sino en muchos otros, una confianza que es una ola de conciencia, que está inundando ahora la Tierra.


Pamela canaliza a María Magdalena

Traducido del inglés por Sandra Gusella

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