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jueves, 6 de septiembre de 2012

Haya paz (II)

Hay muchos y variados métodos para meditar, ya sabes. Cada maestrillo tiene su librillo. Con la práctica sucede que frecuentemente se conecta, sobretodo al principio, con un caudal de pesadumbre vertiginoso del que frecuentemente dan ganas de huir. Pero con constancia y perseverancia, los vértigos y temores se tornan en un revelador mar de lágrimas incontenible muy liberador. No hay represión que mil años dure...

Una vez estás enfrascado en la dinámica de descargar las emociones contenidas, sucede que la conexión natural con tu legítima capacidad de sentir te sobrevienen en cualquier lugar y momento. A mi me empezó a pasar en el cine con películas como el Príncipe de las Mareas, Titanic, Avatar y otras, y luego volviendo a ver la Saga de la Guerra de las Galaxias en video. Recomiendo películas como Rapunzel o las obras maestras de Pixar Animation Studios (especialmente Ratatouille, Wall-e y la sorprendente trilogía de TOY STORY) que a mi, personalmente, me ayudaron a conectar con una perspectiva ancestral y cosmogónica de mi consciencia. La verdad suele estar más cerca de lo que solemos pensar. ¿Será que el único obstáculo es precisamente...pensar?

Ahora hace algún tiempo que ya no lloro, pero estuve cuatro años prácticamente sin parar, aislado del entorno habitual. Fue muy duro (para el ego) doblar la rodilla, pero mi niño interno (cuerpo emocional) lo agradeció inmensamente. Agradezco la ayuda que tuve (Flores de Bach incluídas). Siento que el caudal de emociones contenidas está ahora más liberado. Eso lo he comprobado porque, entre otras cosas, ya no la tomo con la puerta del fregaplatos o de la nevera como hacía antes, jajaja. También he dejado de impacientarme frente a un semáforo en rojo. Ya no me salto los pasos de cebra y he dejado finalmente de reprochar a mis padres por haberme abandonado. Todas las fases son necesarias y tienen a la vez fecha de caducidad.

Uno sabe cuando termina el tiempo de 'sacar', de conectar con las emociones atascadas e integrar, insisto, al niño interior olvidado, y cuando empieza el tiempo de 'dar', de anclar la propia luz a la Tierra desde el Ser (que, para mi, es la meta de toda meditación). Normalmente no hay frontera. Es una transición. Sucede como con la llegada de la Primavera Consciencial, como dice nuestro querido y multidimensional Emilio Carrillo. Hay días de primavera en los que todavía hace frío. La misma primavera es un atransición hacia el verano. Sin duda que aún me (nos) queda camino por recorrer, pero ya consigo comunicar más limpiamente desde la Fuente a través de la mente. Por supuesto que aún tengo algún que otro brote incontrolable de ansiedad, pero en general me cuesta menos callar cuando no hace falta decir nada y consigo ser asertivo sin temor al "qué dirán". He descubierto que para sentirme uno con todo, antes debía determinar los límites respecto de los egos de quienes me rodeaban. Eso está atrayendo personas y situaciones a mi órbita a las que sí puedo ayudar a sintonizar con su paz. Lecturas imperdibles como Un Curso de Milagros y también El Grito Primal, así como las canalizaciones del material de Ra (Ley de Uno) entre otras, me ha ayudado a comprender que lo importante es recuperar el respeto por uno mismo y rescatar el sentimiento de dignidad, despojado de la ira y la cólera propias de la confusión acerca de la naturaleza y el origen de la vida. Por mucho que no sepa qué hay "después de" la muerte, ni me da miedo ni me produce fascinación. Poder dar desde el corazón sin interferencias (desconfianzas, miedos, cobardía, pereza), esa es la meta, o mejor dicho, el camino.

Dar, brinda un rango muy amplio de posibilidades. Y comunicar entra dentro de ese abanico. Desde expresar lo que antes te producía miedo siquiera sentir, hasta ser generoso con tu mano izquierda sin que tu mano derecha (hemisferio izquierdo) lo sepa, todo pasa por conectar con tu chispa de divinidad.

Aunque ya no sea tiempo para más lecturas, recomiendo vívamente, para quien lo acepte, las Crónicas de la Tierra de Z. Sitchin, una muy didáctica simbiosis de los textos bíblicos y los registros babilónicos de las tablillas sumerias cuneiformes. Adán y Eva, el diluvio universal y la destrucción de Sodoma y Gomorra son más fácilmente comprensibles desde un nuevo prisma, más acorde con los "nuevos tiempos". La historia acreditará a almas como la del ya fallecido viejo Sitchin y la de tantos otros que han dejado recientemente su testimonio innovador para las generaciones venideras. Serán tiempos en los que los premios Nobel de la paz otorgados a belicistas redomados serán reemplazados por galardones a acreedores de virtudes honorables.

A los humanos de la Tierra se nos aprecia "en los cielos" porque nos hemos forjado en el maravilloso crisol de un planeta generoso como fruto de una macedonia de experiencias e influencias (a imagen de tantas otras en el universo), que hemos gestionado vida tras vida. Cierto que ha habido dolor. Pero el resultado, por mucho que desde la cerrada perspectiva del ego parezca aterrador, es brillante. Es tu decisión. O ves todo como una tragedia o decides verlo como la prueba irrefutable de que estamos renaciendo de nuestras cenizas, cual Ave Fénix.

Presiento que este blog empieza a vislumbrar su fin, en consonancia con la luz al final del túnel que en la cercanía ya se percibe. Un fuerte abrazo. Namaste.

 

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