Buscar este blog

lunes, 25 de julio de 2011

13 El dolor del Nacimiento Cósmico (I)

El 23 de Mayo de 2004 estuvimos canalizando a Jeshua en nuestro lugar de trabajo particular en Tilburg. Abajo podéis leer el texto, así como también las respuestas de Jeshua a preguntas de la audiencia. El texto hablado ha sido corregido en cierto modo para facilitar su lectura.


Este mensaje fue traducido desde el holandés al inglés por la Dra. Wendy Gillissen (sitio web www.reincarnatietherapie.com), y luego desde el inglés al español por Sandra Gusella (sgusella@gmail.com). Yo me he tomado la libertad de adaptar el castellano hispanoamericano al castellano hablado en España.




Queridos amigos, estoy muy feliz de que estéis aquí. ¡Algunos habéis venido de tan lejos! Yo os he visto a todos y sé quienes sois. Sois muy queridos por mí.
Mi viaje es vuestro viaje y vuestro viaje es el mío. Es por esto que me gustaría compartir algunos de mis conocimientos sobre el largo viaje, en el que como almas os habéis aventurado.


Este viaje conduce a una Luz que todos podéis ver frente a vosotros, pero la cual en verdad es una luz que ya arde en vuestro interior. Sin embargo, no veis o no creeis realmente esto suficientemente.


Quiero llevaros conmigo al comienzo de vuestro viaje. Todo el camino hacia atrás, hacia el comienzo, cuando nacísteis, como almas, en una realidad que no conocíais de antemano.
Quiero ir atrás en el tiempo al momento en que iniciásteis vuestro viaje. Un viaje a través del tiempo, a través del espacio, a través de la materia. El origen se halla en un muy largo viaje hacia atrás.
Pero el evento mismo, de ser separado del hogar, de la fuente original, del origen de todos vosotros, ese acontecimiento y la angustia que va con él, está todavía muy presente dentro de todos vosotros.
Este dolor del nacimiento yace detrás de muchos de vuestros sentimientos y comportamientos diarios.


Me gustaría aclarar esto con un ejemplo.
Muchos de vosotros os veis confrontados diariamente con una intranquilidad interior, una sensación constante de estar “buscando algo”. Hay una tensión interna que está relacionada con no estar completamente en el hogar con vosotros mismos: no sentiros en el hogar con vuestro propio ser, vuestra propia esencia.


Desde esta tensión básica interior, hay una tendencia a buscar validación exterior, reconocimiento y aceptación. Siempre es necesario algo desde afuera para tranquilizaros. Algo que quite esa tensión y diga: ‘estás en el hogar, estás a salvo’.
Podéis imaginar cuán frecuentemente necesitáis esta seguridad, porque todos podéis sentir interiormente este desasosiego, esta compulsión a buscar. La inclinación a ir a algún lugar que no está en el ahora, que está fuera de vosotros y no dentro de vosotros mismos.


Me gustaría hablar acerca del origen de esta tendencia. La causa real es como el centro de una cebolla que tiene muchas capas alrededor. Las capas exteriores están formadas por ciertos eventos en su vida, que os han llevado a sentiros intranquilos, a no sentiros arraigados en el hogar que portáis en vuestro interior. En las capas más profundas de esta ‘cebolla’ se hallan ocultos ciertos sucesos acaecidos en otros tiempos de vida. Sucesos que han sido traumáticos. Pero si quitáis todas las capas de la cebolla, acabaréis descubriendo un núcleo intranquilo, un centro de añoranza que está conectado al comienzo de vuestro viaje. 


Imaginaos a vosotros, antes de aventuraros en este viaje, siendo parte de un estado de unidad, muy confortante y envolvente. Era como si estuviérais en un sueño, como cuando dormís, en el cual todo es seguro y vuestra conciencia es muy receptiva. En vuestros sueños permitís que todo suceda, todo es fluido, tal es la naturaleza del inconsciente liberado. Vosotros conocéis este estado en vuestras vidas terrestres, al menos parcialmente, como la situación en la que estáis cuando sois un embrión en el útero de vuestra madre. Entonces, no hay aún una clara distinción entre adentro y afuera, hay una unidad en la experiencia y una seguridad que está fuera de toda duda.


En aquél muy temprano comienzo, vosotros como almas fuisteis como embriones, inmersos en un estado de paz y seguridad.
En un cierto momento, vino a vuestra conciencia una experiencia de ser separado violentamente.
Ése fue el comienzo de vuestro nacimiento como almas individuales; almas que se enfrentarían a un maravilloso viaje de acumular experiencia.


Al principio todo fue uno. 
Luego vino la experiencia de ser separado, o de ser desgarrado de una antigua unidad. Y entonces hubo desorientación, hubo un estado de confusión. Una búsqueda ciega de algo, algo sobre lo que apoyarse, alguna seguridad que no había. Fue un momento de oscuridad.
De cualquier modo, así fue como lo sentísteis. Pero en el momento en que experimentásteis la separación y se os concedió la libertad de volar lejos de la fuente original para seguir vuestro propio camino, también fue un momento de profunda creatividad.
Podéis imaginaros un espacio negro vacío, el espacio donde fuisteis espacidos. Allí había oscuridad, pero también había espacio para crear algo nuevo.


Muchos de los sentimientos sentidos al comienzo del viaje, los podéis encontrar en la imagen del niño/niña interno perdido dentro de vosotros mismos, del cual he hablado la última vez (ver ‘El poder de tu propia conciencia’, precediendo esta canalización en el sitio web).
Esta imagen del niño perdido expresa claramente las profundas heridas internas con las cuales iniciáisteis vuestro viaje. Durante este viaje, en el cual habéis adoptado muchas formas (cuerpos), habéis pasado por muchas experiencias, habéis registrado muchas vivencias, y finalmente acabásteis aquí, en este planeta: la tierra.
La tierra es un lugar de grandiosa creatividad y de muchas posibilidades.
Y, a pesar de las posibilidades y de la belleza de la realidad aquí en la tierra,todavía sentís añoranza. Hay un sentimiento de que algo ‘no está bien’. Como si algo estuviera perdido, algo que es esencial para sentiros realmente bien. Lo que está perdido en vuestros sentimientos, es el amor básico y la seguridad emocional que es una base necesaria para que cada ser viviente crezca, florezca y sea capaz de desarrollarse en libertad.
Lo que yo quiero pediros es que busquéis dentro de vuestra propia conciencia la herida original  que fue creada cuando dejásteis el Hogar. ¿Podéis encontrar dentro de vosotros mismos el lugar físico donde experimentáis la separación desde la unidad original? Es una unidad primordial que no podéis explicar con vuestras mentes, pero de cuyo conocimiento estáis seguros, desde lo más profundo de vuestro corazón.


Al volveros nuevamente hacia el dolor original, radicado en la partida desde el “Hogar”, podéis encontrar una sustancial fuerza para sanaros a vosotros mismos. Es allí, después de todo, ¡donde yace el origen de vuestra pérdida de fuerza!  
Todos vosotros aquí, los que estáis presentes y los que están leyendo este texto, están en el proceso de dar un paso hacia un nuevo nivel de conciencia. Un nivel donde hay una base de seguridad interior y confianza en sí mismo, a través de la cual serán posibles muchas nuevas creaciones. Seréis capaces de vivir y crear desde esta nueva conciencia interior.
Pero para realmente reconocer este nuevo nivel de conciencia, es de suma importancia viajar hasta el núcleo y el origen de los bloqueos y desequilibrios que experimentáis en vuestra vida diaria.
En esta fase de vuestro desarrollo, es tiempo no solo de mirar los dolores y traumas que han surgido en vuestras vidas actuales, y tal vez en los tiempos de vida anteriores, sino también de dar un paso más profundo. Es necesario ahora ir hacia atrás a la escena primordial y, tan pronto como vuestra conciencia la reconozca y la recuerde dentro de su corazón, prestarle atención al dolor dentro de vosotros mismos. Es tiempo de cuidar aquel nuevo niño/niña cósmico que aún está vivo dentro de ustedes y no sabe hacia donde está siendo dirigido y carece de todo sentido de orientación.


Me gustaría daros un modo de conocer y de trabajar este dolor primordial. Es importante darse cuenta de que este dolor también tiene una localización física; está ubicado en el abdomen. Éste es el asiento de las emociones y de los sentimientos asociados.
El abdomen frecuentemente es el lugar o el centro energético (3er. chackra) desde el cual establecéis relaciones con otras personas. El problema que a menudo surge aquí es que en el centro de vuestro abdomen hay un dolor que trasciende esta vida terrestre, que trasciende todos los tiempos de vida, y que sigue hacia atrás hasta vuestro nacimiento como almas individuales. El dolor del nacimiento cósmico está en el nivel más profundo. 
Sin embargo, frecuentemente tratáis de hallar alivio para este dolor cósmico individual por medio de las relaciones con otras personas. Específicamente en las relaciones personales profundas, donde hay intimidad con otro, frecuentemente sucede que intentáis sanar vuestra propia herida más profunda manipulando la energía del otro. A menudo, reconocéis muy bien el dolor en el otro. Esencialmente, siempre es el mismo dolor que está basado en la pérdida de la seguridad y de la conexión primordial. El otro con frecuencia funciona como un espejo que refleja vuestro propio dolor. En esencia, reconocéis vuestro propio dolor en la cara del otro.
Debido a eso, más fácilmente de lo que podáis reconocerlo en vosotros mismos, comenzáis a tratar de resolver el dolor ajeno y, subconscientemente, fabricáis expectativas basadas en este proceder, con la intención de que vuestro propio dolor sea reducido por la presencia (reconocimiento, retribución afectiva) del otro.
Pero este juego, que es con frecuencia representado en las relaciones, hace que sea más difícil que antes sanar la herida. Esto es porque se puede desarrollar fácilmente una dependencia mutua desde este juego de rol emocional, sobre el que ambos miembros de la pareja crecéis atados. Tan pronto como empezáis a independizaros, comenzáis a involucraros en estrategias de poder, que os llevarán más lejos del hogar. Siempre que comencéis a inclinaros hacia al poder, estaréis entregando vuestra propia fuerza. El poder y la dependencia, como aspectos duales de la polaridad no pueden existir el uno sin el otro.


El área de las relaciones personales (íntimas) es un indicador muy importante para llegar a ser consciente del profundo dolor cósmico que todos lleváis consigo.
Muy frecuentemente sentís como que necesitáis la presencia de otro en vuestra vida. Que no concebís la vida sin una pareja. Vuestro ego trabaja diciéndoos que esa soledad está asociada con la falta de contacto con otros y que la solución está en una relación de amor o de amistad. Pero en ésta presunción yace una gran trampa potencial.
La trampa es que estáis colocando la causa de vuestro dolor fuera de vosotros mismos. El resultado es que vosotros, en el sutil rol jugado en las relaciones afectivas, comenzáis a sostener y alimentar la idea de que ‘el otro/la otra’ es responsable de vuestras heridas internas: vosotros sois la víctima.
Al mismo tiempo, estáis ejerciendo un cierto poder sobre el otro, porque ustedes conocen su dolor interno y su vulnerabilidad.
El significado espiritual del amor entre un hombre y una mujer, o en cualquier relación sexual íntima, no es: sanarse las heridas uno al otro. La belleza real de una relación de amor yace en el encuentro de dos seres completamente independientes que comparten entre ellos sus propias riquezas. Cada uno tiene sus propios puntos de vista sobre la realidad, su propia manera de experimentar las cosas. Ser capaz de compartir esto mutuamente en el nivel más profundo es una gran alegría para el alma.
En estas condiciones, por consiguiente ¡no existe menoscabo alguno en las relaciones íntimas!
Yo solamente quiero señalaros que a estas relaciones con frecuencia se les da un mal uso, cuando se intenta sanar una herida interior que en realidad no tiene nada que ver con la otra persona.
A veces puede ser muy difícil darse cuenta de esto en el nivel más profundo. Comprended que si os sentís terriblemente solos o abandonados o tristes, estáis creando esta realidad, este sentimiento para vosotros mismos. Sois los creadores de esta realidad interior que llamais soledad o sentimiento de abandono.


La solución real para estos sentimientos, que son muy profundos y muy viejos, se encuentra en volveros hacia vosotros mismos en lugar de volcaros hacia el otro. Retornar hacia donde vosotros poséeis la fuerza real de vuestro ser interno. Para todos los sentimientos de desesperación, depresión y soledad en vuestra vida, la solución está disponible dentro de vosotros mismos en una forma energética. La solución ya está ahí, está presente en vuestra energía. La energía de la solución puede parecer oculta, en el sentido de que necesitaréis encontrar la puerta y abrirla. Ahí radica en esencia la responsabilidad individual. En esencia sois energía Divina que tiene todo disponible dentro de sí misma para consolar al niño perdido que se halla dentro de vosotros.
La invitación a todos vosotros, a cada alma individual, es la de impregnarse de vuestra propia divinidad.
La tendencia a volveros dependientes de alguien más respecto a esta cuestión, es la cusa de muchos desacuerdos y esto nunca resolverá el dolor más profundo. Por esto es que es tan importante reconocer completamente la fuente real de ese dolor, darse cuenta de que yace en una dimensión espiritual que trasciende estas relaciones, este trabajo, estos padres, etcétera. Y comprender que, por lo tanto, la solución no se encuentra en el comportamiento de vuestra pareja, madre, hijo, colega, sino pura y simplemente dentro de vosotros mismos.


Todavía tengo mucho para decir sobre este tema, pero quisiera concluir por ahora. Me gustaría daros la oportunidad de que continuéis haciéndome preguntas.




Pregunta 1


–Yo a veces siento una energía muy poderosa en mí; ¿es ése mi verdadero poder, es amor o es otra cosa?


–Cuando nosotros hablamos de la fuerza dentro de vosotros mismos, de la enorme fuerza que está a vuestra entera disposición, a veces esto es malinterpretado.  Porque frecuentemente asociáis ‘fuerza’ con ‘poder’, con algo mágica y explosívamente dominante.
La verdadera fuerza en vosotros mismos es la fuerza que todos re-conocéis en los momentos de quietud, en silencio.
Cuando todo se relaja interiormente, cuando todos los pensamientos y emociones caen como hojas al suelo y todo está calmo, entonces puede surgir una certeza dentro de vosotros, un conocimiento de dónde estáis y hacia dónde estáis yendo. A ese conocimiento nosotros lo llamamos ‘fuerza interior’.
Este conocimiento y esta certeza está fuertemente asociada con estar en contacto con vuestra fuente, con quienes sois realmente. Cuando están en contacto con vuestro centro, no dudáis de vosotros mismos. Simplemente sabéis quienes sois, y que no hay nada que dudar al respecto: no hay fuera de vosotros modelos a los cuales tengáis que imitar. Simplemente sois lo que sois, con toda la fuerza y la belleza que eso implica y os pertenece.
En esos momentos de contacto interior, de conocimiento interior –alguna vez los habéis tenido en el trance meditativo– hay pocos pensamientos y emociones. Sólo está esta fuerte sensación de ser y saber qué se es.
Y este sentimiento también se origina en el vientre. Es un sentimiento que viene de vuestro centro y está presente bajao vuestros pensamientos y emociones. Es la tranquila pero enorme fuerza que vive dentro de todos vosotros.
Ésa es vuestra conexión directa con Dios, y al mismo tiempo con vuestro propio ser más profundo.
En vuestra propia esencia, centro divino, vosotros sois totalmente indefinidos, no estáis ligados al cuerpo o al carácter, a vuestro nombre, sexo, etc. Cuando estáis en contacto con eso sois conscientes de un ser puro. Todo es abierto. Y aún sigue siendo único, también. Sois vosotros quienes estáis allí.




Pregunta 2


–¿Cómo puede uno saber si está llevando partes no resueltas de uno mismo a una relación (que deberían trabajarse a través de uno mismo), o si uno está verdaderamente trabajando en la relación?


–Cuando sentís que en una relación con otro surgen sentimientos de miedo, esto indica que hay que prestar mucha atención. Porque cuando el miedo está presente, es un signo de que sentís la necesidad de cambiar algo o de agarraros a algo, o de dirigir a alguien y encaminarlo en alguna dirección.
Los sentimientos de miedo siempre son un signo de que estáis temiendo perder una parte de vosotros mismos. Sin embargo, NUNCA podéis perder una parte de vosotros sin antes haberlo permitido. Nunca el otro toma algo de vosotros. Sois vosotros quienes estáis alimentando el temor a perder lo que os hace entregar vuestra fuerza, cayendo en la dependencia de otros (pareja, gobernantes, etc.)


Las relaciones con frecuencia son una mezcla de amor puro en donde aceptáis al ‘otro’ y le permitís ser libre, y de sentimientos de miedo, en donde interviene el poder y la dependencia.
Para daros cuenta de en qué momento permitís que vuestras heridas interiores subconscientemente jueguen un papel en la relación, es muy importante SER CONSCIENTES de los momentos o situaciones en los que sentís temor en vuestra relación. Y cuando sois concientes de esto, tenéis la sagrada oportunidad de echar un profundo vistazo y revisar esa parte de vosotros mismos que aloja ese temor. Cuando os dais cuenta (tomáis conciencia), en un conflicto con otro, de que estáis hablando desde un miedo interior que NADA TIENE QUE VER con lo que el otro está diciendo o haciendo en ese preciso momento, os hacéis responsables de ese temor: reconocéis que es algo que os pertenece a vosotros y que es independiente del otro.
Volved vuestra conciencia hacia vosotros mismos y des-cubrid qué miedo específico se esconde dentro de vosotros. Y daos cuenta de cuáles fueron las necesidades no satisfechas ocasionantes, en un determinado momento de vuestra vida, de ese miedo y de la ulterior compulsión a proyectar temor hacia el porvenir. Es vuestra responsabilidad daros cuenta de que este ‘problema’ solo vosotros mismos podéis y debéis resolverlo.


Dicho lo cual, esto no significa en absoluto que deberíais concluir la relación o vivir solos. El asunto es que hay que crear claridad en la relación. La relación es el terreno ideal para solventar el conflicto interno, pues es el entorno perfecto para que las tensiones inevitables te obliguen a preguntarte finalmente si no yacerá acaso la solución a todo conflicto en el interior de cada individuo. Al haceros responsables de vuestras propias emociones (negativas), podéis fácil y abiertamente comunicar estas emociones al otro. Si el otro os da el espacio para hacer esto, es el signo de que hay una buena base para prosperar en una relación sana. Es lo que vosotros soléis llamar ‘buena comunicación’ o diálogo.
Debe quedar muy claro que el objetivo de una relación afectiva no es la de curar las heridas al otro.
Una relación en la cual ambos miembros de la pareja se hacen responsables de sus emociones y se reconocen como individuos independientes y se respetan, siempre será sana. El amor recíproco tiene una propiedad curativa e inmunodefensiva.


En una relación amorosa, ambos en la pareja se aman y se respetan. En tal relación el otro también refleja aspectos de vosotros. El amor que os procureis a vosotros mismos, va a ser fomentado y exaltado por la presencia de la otra persona, fruto de su admiración por vuestra fortaleza para mantener sana vuestra integridad. Ésa es una propiedad inspiradora.
Por consiguiente, el punto vital no es que no podáis recibir sanación del otro, sino que no tenéis que volveros dependientes del otro en esa búsqueda. De lo contrario podéis caer en la tentación de manipular la energía del otro.
Cuando ‘sintáis’ que aparecen vuestros miedos – probablemente en forma de celos, ira, decepción, expectación – estad alertas y registrad el dolor y herida subyacente en vuestro interior. Esa es, en esencia, vuestra responsabilidad. El otro ciertamente puede tocar ese dolor, meter el dedo en alguna llaga, con ciertos modos de comportamiento, pero es muy importante no dejarse seducir por el rol de víctima. Utilizad esa situación para reconocer que ese dolor es de vuestra creación. Eso es maestría.




Pregunta 3


–En el camino hacia el reconocimiento de esa herida, ese profundo dolor dentro de uno mismo, a menudo uno encuentra cólera, relacionada con el ‘por qué’. ¿Puede que esto tenga que ver con preguntarse por qué de algún modo ocurrió aquella separación? ¿Puedes decir algo acerca de esta cólera?


–La cólera que podéis sentir en este contexto es enfado hacia la vida misma. Cólera por el dolor del nacimiento, lo cual implica estar enfadado porque tuvísteis que pasar por ese trance experimentando el sentimiento de ser desgarrado por dentro, es en esencia una manifestación de impotencia. Vosotros os sentís entonces tan pequeños, solos y vulnerables, como si os hubiera sucedido algo muy injusto. Sentís como si no hubiérais merecido semejante viaje oscuro y difícil. Un viaje al que vosotros mismos os presentásteis voluntarios.


El problema es que sentir esa cólera es prueba inequívoca de que estáis en un nivel propio todavía del niño perdido, el niño que salió a buscar y no halló salida. Ese niño todavía está ahí. Pero en ese nivel no vais a encontrar respuestas. Es perfectamente lógico que ese niño esté muy enojado; no comprende qué está sucediendo. Y se enfada. Así se comportan los niños cuando no obtienen lo que desean. Es ley de vida. La buena noticia es que ellos conocen la forma de liberarse de esa energía perturbadora: liberándola por medio de la libre expresión de sus emociones.
La respuesta a esta cólera yace, pues, en otro nivel de vuestra conciencia. ¡Porque vosotros sois más que aquella pieza abandonada en vuestro interior! Existe un nivel dentro de vosotros en el cual podéis sentir que sois más que aquel niño perdido, desvalido e impotente. Y esa capacidad la adquirís al haceros adultos.
Existe un lugar en vuestra conciencia donde podéis acoger a ese niño, un lugar desde el que sois más que ese niño. Ahí donde podéis rodear al dolor con vuestra conciencia, vosotros le permitís al niño dolorido y abandonado, ser y manifestar la emoción del dolor y el abandono. Es entonces cuando podéis aceptar. Es entonces cuando podéis trascender el problema. Cuando podéis ascender. Sois, repito, más que el dolor. Entonces es, incluso, posible sentir el profundo significado y razón de vuestro nacimiento, como alma en su viaje a través del tiempo, del espacio, de la ilusión y de la oscuridad (ignorancia).


Es imposible explicar ese significado desde una perspectiva intelectual, con la mente.
Esto tan intenso y profundo, sólo podéis comprenderlo desde ese lugar calmo y pacífico de fuerza del cual ya os he hablado, el conocimiento sereno que trasciende a los pensamientos y a las emociones.
Queremos pediros que viajéis hacia ese lugar y que sintáis que existe ahí un nivel dentro de vosotros donde aceptásteis ir a través de este viaje, y acarrear este dolor, fruto, repito, del sentimiento de abandono.
En esta etapa de vuestro desarrollo, es difícil que os deis cuenta completamente de los frutos positivos que vuestro viaje cosechará. Tal vez podamos ilustrar esto recurriendo a una metáfora.
Imaginad el estado primordial del ser, del cual procedíais, como una nube blanca, una nube algo mullida donde todo está entrelazado y donde todo tiene sentido. Todo es suave allí y uno. Pero también un poco pálido en color, demasiado ‘uniforme’. Imaginad el momento en el que salísteis de aquel estado primordial del ser, como seres individuales. Igual que Sidharta Gautama os mostró en su encarnación como avatar de mi esencia, ese es vuestro viaje a través del espacio vacío, como pequeñas semillas cayendo desde la nube a la tierra. Las semillas germinaron y de ellas crecieron plantas y flores. Su viaje a través de lo nuevo y lo desconocido ha permitido la germinación de cosas en la creación (la suma total de lo que es) que no era posible antes, que no existía y que  de otro modo nunca se habría podido compilar. 


Para permitir la verdadera creatividad, vosotros necesitáis una conciencia individual que sea capaz de reconoceros como separados de otros seres. Sólo entonces se puede hablar de una diferencia. Cuando todo es uno y conectado, las cosas tienden a volverse estáticas. Cuando hay diferencias, la diversidad puede florecer y convertirse en el agente que expande creativamente, las fronteras del universo conocido. 
Podéis imaginar el destino de vuestro viaje como un jardín en plena floración, con muchas clases diferentes de flores y plantas, que juntos forman un todo conectado (a niveles físicos y espirituales). Comparad la diversidad y la riqueza de esta imagen con la imagen de la nube primordial; la nube un tanto descolorida que implicaba una situación de seguridad primordial, pero también algo unidimensional en cierto modo, una clase de ‘insipidez’. Es difícil expresar bien esto.


Tan pronto como comenzáis a sanaros el ‘dolor del nacimiento’ y dejais ir la cólera con respecto a esto, podéis experimentar y disfrutar de lo hermoso de comenzar a florecer por dentro. Y eso –la experiencia de tal belleza y riqueza - es el significado de vuestro viaje. Entonces la oscuridad ya no es algo sin significado, sino que es experimentada como algo que hace una importante contribución a la Creación.
Es difícil explicar esto desde un punto de vista que está ‘por encima’ de la experiencia. Se tiene que experimentar que la oscuridad y el dolor pueden ser fuerzas creativas. Esto comienza a estar a vuestro alcance cuando empezáis a aceptar a la oscuridad como algo que es, sin querer combatirla o empujarla fuera.
En cuanto experimentáis sentimientos de cólera, es importante que los aceptéis completamente y luego vayáis al centro sosegado dentro de vosotros del cual hablamos antes. Puede ser útil visitar la naturaleza, o algún otro entorno inspirador, donde podáis respirar el silencio como sea. En ese silencio vuestra ira se disolverá, sin tener que empujarla fuera.




Pregunta 4


–Cuando estoy solo, me resulta fácil estar dentro de mi propia fuerza o quietud. Pero cuando estoy rodeado de personas, a menudo me retraigo a una sensación de insignificancia, la sensación de tener que defender mis ideas, y cosas por el estilo.


–En el momento en que te sientes herido por lo que otra persona dice o piensa, fluye dentro de ti una ola de energía que tiene un matiz de fondo de miedo. Esta ola saca a tu conciencia de tu centro. Tu conciencia se sumerge en esta ola, como quien dice, y luego se identifica con ese miedo.
Es importante reconocer el mismo miedo subyacente en todos los diferentes incidentes con personas (observaciones o sucesos) que acontecen todo el tiempo. Si tú puedes hacer esto, habrás simplificado el problema y eso es muy importante. Cuando los problemas parecen muy complicados, en realidad estáis tratando con los detalles, a un nivel superficial. Siempre tratad de sentir la emoción subyacente o el tono de sentimiento que está en el núcleo de los incidentes. En este caso, es miedo. Tú sientes una cierta inquietud o nerviosismo en tales situaciones. Y también hay cólera, porque los demás no están viendo o reflejando tus intenciones correctamente.


En el momento en que te sientes herido por otro, tú ves al mundo y a ti mismo desde la perspectiva de los demás y entonces dices: esto no está bien. Te sientes intranquilo y encolerizado y a veces confundido, porque los demás obtienen de ti una imagen que no está de acuerdo con tu percepción interior.
La respuesta a este problema es: deja que el otro tenga su percepción.
Permite el modo de percibir del otro, no importa cuán limitado sea a tus ojos.
No es tu deber ni tu tarea tratar de corregir el punto de vista del otro. Tú no tienes que hacer eso, no es tu responsabilidad. Cuando te liberas de esta ‘obligación’, el espacio a tu alrededor se extiende enormemente.


Con frecuencia tú esperas que los demás piensen de ti de una cierta manera. Tú esperas la reacción de los otros con expectativas de reconocimiento, acompañadas de temor a que esas expectativas no se cumplan. Pero si permites que el otro sea libre en su percepción, liberándote del yugo de tus propias expectativas, ya no tendrás que experimentar su reacción como un juicio hacia ti. Tú puedes simplemente dejar que la reacción negativa esté en la otra persona como su interpretación de ciertas señales que haya decidido libremente captar e interpretar.


Tú dices que puedes estar en tu centro más fácilmente cuando estás solo. Para muchos es importante pasar tiempo solos, porque podéis entrar más fácilmente en contacto con vosotros mismos cuando estáis solos, que cuando estáis en presencia de otras personas. Vivir en pareja y/o con hijos supone un reto en ese aspecto. En presencia de otras personas a menudo emerge un cierto desasosiego, algo que os hace sentir que deberíais ser diferentes de lo que sois. Y tan pronto como permitís que tales pensamientos os invadan, empezáis a perder contacto con vuestro propio centro. Os desviáis o quedáis como suspendidos fuera de vuestro centro.
Para sentir cómo es sentirse en vuestro propio centro, es importante permanecer relajados con regularidad, tener momentos de quietud para vosotros mismos de modo que podáis sentir lo placentero que es estar en vuestra propia compañía. Momentos en los cuales tienen un cierto contacto íntimo con vosotros mismos y sabéis cómo se siente la propia energía cuando estáis tranquilos y relajados.


En cuanto estés en contacto con otros nuevamente y sientas que te desplazas de tu centro, la primer y más importante cuestión es ser consciente de que eso está sucediendo. Luego, con la ayuda de tu respiración, puedes llevar la energía hacia dentro de ti, hacia tu vientre, hacia tu centro. Entonces en el momento que sientes que eso está sucediendo, trata de respirar tres veces desde tu abdomen. Vas a sentir que algo sucede: que la energía se desplaza hacia dentro de ti. Puede que tengas que hacer esto frecuentemente para volverte otra vez hacia dentro de ti. Pero cuanto más lo hagas, más fácilmente lo lograrás. Y siendo consciente, tú puedes volverte hacia tu propia energía incluso más fácilmente y más rápidamente, y así incrementas tu habilidad de permanecer en tu centro. 
Me gustaría decirte una última cosa. Tú eres una persona muy empática. Tú fácilmente ves cosas a través de los ojos de los demás. Trata, mientras estás en contacto con otros, de preguntarte a ti mismo: ¿cómo me siento yo respecto a esto? ¿Cómo estoy viendo las cosas? No mires la situación a través de los ojos de los demás, sino desplaza la energía hacia dentro de ti. Ésta es también una manera de ir hacia tu centro: de sostener tu propio punto de vista mientras estás con los demás.




Pregunta 5


–A veces me irrito mucho y soy incapaz de expresarlo. Entonces la cólera se vuelve contra mí. ¿Cómo tengo que hacer para aprender a expresar esto, aprender a usar la energía para algo constructivo?


–Al relacionarte con otras personas abandonándote al juicio ajeno, primero muestras tu cara más amable, al precio de acumular tu cólera por dentro. Toda persona necesita un equilibrio entre dar y recibir. La parte de dar de una persona es la parte con la cual se conecta con el otro, y utiliza su energía a favor del otro. La parte de recibir es la parte desde la cual una persona se aísla del otro, se da un espacio y dice ‘yo’ en la relación.
Contigo la cuestión es que tú muestras más fácilmente la parte de dar, a través de la cual tú estás ahí para el otro de un modo amoroso. Pero esta presencia amorosa no es bien recibida, tú tienes problemas para llevar tu energía hacia ti, decir ‘yo’ autoafirmándote y reclamando tu propio espacio. Y esto lleva a un montón de frustración y también decepción.
Tienes que aprender a ponerte en primer lugar. Es necesario que utilices tu propio poder de discernimiento para sentir si ‘dar’ es apropiado en una situación determinada. No debería ser algo determinado.


Es necesario llegar a un profundo equilibrio entre dar y recibir. Por lo tanto también es importante que encuentres un modo de expresar y liberar esa cólera. Esa ira también te está hablando de tu fuerza interior, de tu visión, de tu originalidad. La ira no es solo una energía negativa, originalmente es una energía creativa que ha llegado a trabarse y en esa situación de bloqueo causará problemas.
Lo que puede funcionar muy bien contigo es canalizar esta ira o sublimarla a una energía creativa. Porque tú tienes mucha energía creativa a tu alrededor, y cuando la dejas florecer totalmente, de cualquier modo creas más espacio a tu alrededor.  Más espacio para ti, para ocuparte de tus necesidades y consolarte y restaurar tus carencias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si lo deseas puedes compartir algún comentario...