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miércoles, 27 de abril de 2011

Del Corazón al vientre

completando el viaje del alma


Pamela Kribbe canaliza a la Madre Tierra


Queridos niños humanos,


Soy la Tierra hablándoos a vosotros. Yo soy vuestra madre y os llevo en mi regazo durante toda vuestra vida. Sois abrigados por mí, incluso sin ser conscientes de ello, estando como habitualmente estáis, demasiado ocupados y metidos en vuestros asuntos y ocupaciones diarios. Yo os sostengo y os invito a conectaros conmigo, mientras deseo agitar vuestros recuerdos y haceros recordar algo… Se trata de algo antiguo y precioso que en el mundo moderno parece haberse olvidado. Se trata de la sensación de natural seguridad de estar en la Tierra.


Para recordar la seguridad natural de ser, podéis observar toda la naturaleza que os rodea. Tomaos un respiro en vuestra agitada existencia y bservad las estaciones, cómo van y vienen por sí mismas. Mirad las plantas y los animales llevando a cabo sus vidas diarias, escuchad el susurro del viento o el murmullo del agua en los riachuelos y en el mar. De este modo brevemente recordáis que las cosas más importantes en la vida suceden automáticamente, sin pensarlas, como resultado del curso de la naturaleza. La naturaleza está por todos lados a vuestro alrededor y está en vosotros también, porque también vosotros albergáis una naturaleza en vuestro interior que es también parte de la naturaleza exterior como un todo.


Especialmente en Occidente, os habéis orientado tanto a vivir especulando desde la racionalidad de vuestras mentes que habéis olvidado que sois seres naturales, como las plantas y los animales. Mirad a los animales. Observad cómo ellos naturalmente se rinden al ritmo de la vida. No podrían hacerlo de otra manera. Ellos conocen sin duda las emociones tales como el miedo y la resistencia, pero ellos no pueden oponerse a la vida tanto como podéis hacerlo vosotros los humanos. Vosotros tenéis la habilidad de pensar. Y el pensamiento tiene la finalidad de otorgaros la capacidad de obrar con sentido común frente a las disyuntivas que se os presentan a diario. Es un privilegio tener la capacidad de pensar. Pero los seres humanos, por medio del pensamiento excesivo, podéis crearos, como habéis hecho, una jaula de oro para vuestra propia naturaleza libre y eso, al fin y a la postre, acaba ocasionando serios problemas. La vida, el flujo natural de la existencia, no puede ni debe ser organizada y controlada por el pensamiento humano. Las fuerzas fundamentales de la naturaleza son más vastas que eso. Tarde o temprano acabaréis descubriéndolo. Habrá un momento en el cual acabaréis rindiéndoos a la poderosa y majestuosa fuerza de la naturaleza.
Esta escena de una recientemente famosa película de animación, ilustra bien lo que quiero decir:






A menudo tales momentos os llegan a través de una crisis, una situación en la que os atascáis. Una situación que en esencia os está pidiendo que soltéis el control, porque ya no os quedan recursos para sujetaros  a las situaciones que habéis creado desde el miedo. Soltar el control duele y puede implicar una lucha. Aún así soltar es lo único que os devolverá a casa…


Pensáis que estáis perdidos y ahogándoos en el caos, pero en realidad os estáis acercando a la seguridad natural del Ser mismo. La vida os sostiene y os ama. Las crisis con frecuencia aparentan ser crueles e injustas (la muerte de un hijo, la devaluación de una moneda…), pero en verdad ellas siempre portan consigo la invitación de la naturaleza, o –si lo preferís– de Dios, que os dice: “venid a casa, regresad a mí”. Hay una mano que guía dentro de toda crisis, la cual busca apoyaros y mostraros el camino.


Todos los que leéis esto estáis en el viaje interior hacia la totalidad y la consumación del ser. Estáis buscando llevar vuestra alma a la vida habitando un cuerpo humano de carne y hueso. En este camino vosotros pasan por diferentes etapas. El alma se encarna – o desciende dentro – del cuerpo en diferentes fases. Cuando acabábais de iniciar vuestro viaje interior, probablemente fuisteis puestos al corriente de esto por medio de vuestra mente (cabeza para que nos entendamos). Por ejemplo, podéis haberos sentido atraídos por ciertos libros o personas que arrojaron una luz diferente sobre ideas y valores que siempre dieron por sentados. Podéis sentiros sacudidos por esa nueva forma de pensar de los autores de los libros que leéis, y aún así extrañamente atraídos hacia ellos. Os fascinará leer y escuchar más acerca de eso. Liberaréis algunas de las estructuras más rígidas de vuestro pensamiento y os abriréis a algo nuevo. Leer y hablar con personas de otra mentalidad pueden ser incentivos que os ayuden en el proceso. Así es como el viaje interior comenzará para muchos de vosotros. Devoráis los libros espirituales como si se tratara de alimento. En lo profundo, dentro de vosotros algo quiere despertar y cambiar, y ello primero se traduce como la necesidad de una nueva forma de pensamiento.


Tras un tiempo comenzáis a anhelar algo más. Empezáis a pensar: “vale, entiendo de lo que hablan en esos libros pero ahora ¿cómo aplico todo esto a mi propia vida? ¿Cómo se le da vida a este conocimiento y cómo lo traduzco verdaderamente a mis sentimientos y acciones en la Tierra?” Estas preguntas pueden rondaros y llevaros a la desesperación, pero sabed que no podéis forzar el curso natural de la vida. Y sin embargo, en cierto momento, algo sucederá en vuestras vidas que os ayudará a dar el salto desde la cabeza al corazón. Con frecuencia consistirá en algún tipo de crisis. Pueden suceder cambios en el área del trabajo, de las relaciones, de la salud o la pérdida de un ser querido. Sea lo que sea, en un determinado momento surgirán sentimientos dentro de ustedes que serán tan intensos que no podréis ignorarlos. Debéis aceptarlos y permitir que la transformación se opere. En ese momento vuestra alma arraigará más profundamente dentro de vuestro corazón.


En un principio vuestra alma había descendido a vuestra cabeza, inspirándoos a asimilar nuevas ideas a través de libros, charlas, etcétera. Luego el alma golpea a vuestra puerta en un nivel más profundo, el nivel de los sentimientos. Conoceréis capas de emociones que nunca antes supísteis que existían. Las crisis estimulan esto; harán que viejas emociones de la infancia afloren a la superficie, tal vez incluso recuerdos de otras vidas. Exploraréis estas capas de emociones. Así es como el centro del corazón se abre. Vuestra alma se encarna incluso más profundamente, llenando el chakra del corazón con esa energía.


La transformación que tiene lugar en esa etapa puede dar surgimiento a varias complicaciones. Comenzáis a mirar al mundo con otros ojos y vuestras relaciones con los demás también cambian. En lo profundo de vosotros despierta la conciencia de la unidad. La conciencia de la unidad significa que comprendéis que todos nosotros, los hombres, los animales, las plantas, la naturaleza, estamos todos juntos sostenidos por una fuerza divina, y que estamos unidos unos con otros, cada uno como un espejo del otro. Esta conciencia puede ser abrumadora y para muchos de vosotros el cambio de la cabeza al corazón genera una gran sensibilidad interior. Esta elevada sensibilidad puede crear desequilibrios. Los límites con los demás se borran, pudiendo vosotros llegar a asimilar una gran cantidad del componente emocional de otras personas, sin saber cómo liberarlo, y vuestros estados de ánimo pueden ir desde muy arriba a muy abajo. Sin embargo, el salto de la cabeza al corazón, aunque esencial y poderoso, no es la última etapa en la encarnación del alma. El alma quiere descender incluso más profundo, dentro del vientre.


Cuando el alma ha descendido al nivel de vuestro corazón, habéis despertado parcialmente. Sois conscientes de vuestros sentimientos, os atrevéis a observar vuestras emociones, estáis preparados para ir hacia adentro y enfrentar vuestras heridas internas. Pero también os sentís debilitados por vuestra nueva y alta sensibilidad y por la inestabilidad que aparece como consecuencia de esto. Debido a que vuestro corazón está tan colmado de sentimientos, por momentos perdéis vuestro arraigo, y esto puede ser difícil. Esto os sucede a muchos de vosotros. Cuando el centro del corazón está radicalmente abierto, vuestra sensibilidad puede llegar a ser demasiado para vosotros y podéis llegar a desear apartaros del mundo. Ya no os expresaréis más creativamente porque todo es demasiado abrumador. Esto puede dejaros ansiosos y exhaustos.


La respuesta a este problema no es ir hacia atrás hacia vuestra cabeza. La respuesta está en el vientre. Estáis listos para el próximo paso en el proceso de la encarnación del alma: la transición del corazón al vientre. El alma quiere fluir incluso más profundamente dentro de vuestro cuerpo. En el centro de vuestro abdomen hay un espacio o punto de silencio. Id ahí con vuestra consciencia ahora mientras yo hablo. En ese espacio no hay idioma, ni pensamiento, ni conceptos. Podéis oír el susurro de las hojas en el viento o el sonido del batir de las olas. Esos sonidos pueden ayudaros a volveros conscientes del silencio que hay en ese centro.


En este nivel vuestro conocimiento espiritual y sentimiento se vuelve instintivo, o como uno podría llamarlo, una segunda naturaleza. No hay más necesidad de pensar o incluso de sentir. Se hace presente un profundo conocimiento desde el cual actuáis y la vida fluye hacia vosotros fácilmente. Vuestra alma entonces se ha vuelto vuestra naturaleza, ha descendido al nivel de la conciencia instintiva. ¡Esto es lo que os otorga el equilibrio que necesitáis! Podéis permanecer centrados y calmos en medio de un entorno exigente y turbulento. Vuestro centro de los sentimientos (vuestro corazón) quiere conectarse con su vientre, para de este modo estar verdaderamente arraigado y para queos sintáis a salvo en la Tierra.


Visitemos ahora ese lugar en vuestro vientre. Confiad en que está ahí. Decidle a vuestra alma que es bienvenida ahí. Permitid que vuestra alma fluya desde vuestra cabeza, inspirando vuestro pensamiento, hacia vuestro corazón, irradiando amor y bondad, hacia el vientre, dándoos confianza, autoestima, un profundo conocimiento interior de que sois quienes sois y de que sois hermosos tal como sois. Sentid vuestro abdomen abriéndose a vuestra alma. Sentid cómo la luz dorada de vuestra alma fluye abajo hacia vuestro chakra raíz y se conecta conmigo, la Tierra. Id adentro a lo profundo. Sed el centro de silencio y sabed que desde ahí vuestra elevada sensibilidad se equilibrará con paz y tranquilidad. En este estado equilibrado, sabréis cómo poner límites alrededor de vuestros sentimientos. Sabréis cuándo abriros y cuándo mantener distancia. Vosotros determináis cuándo decir “sí” y cuándo decir “no”, cuándo conectaros y cuándo soltar. La clave está en vuestro vientre.


Para ayudaros a conectar con este centro, yo os sugiero que imaginéis a un animal que representa el poder interior que reside en vuestro abdomen. Tomad el primer animal que venga a vuestra mente. Recordad, los animales son unas criaturas muy espontáneas, ellos viven desde sus instintos, sus reflejos naturales. Este animal refleja vuestro conocimiento interior instintivo. Ya está ahí. Los está esperando. No necesitáis crearlo, sólo necesitáis verlo y reconocerlo. Invitad a este animal a acercarse a vosotros, decidle hola y míradlo a los ojos. Ahora preguntadle si tiene un mensaje para ustedes, que os ayude a descender más profundamente dentro de vuestro vientre.


Dejad que al animal hable. El animal encarna la sabiduría de lo instintivo y vosotros podéis recibir esa sabiduría, porque tenéis una cabeza y un corazón. Podéis sentir y articular esa sabiduría. Esa es la belleza de la cooperación entre la cabeza, el corazón y el vientre. Ninguno de ellos es mejor o superior que el otro. Más bien es su cooperación equilibrada lo que los hace totales y completos. Vuestra cabeza puede daros mucho placer. Pensar puede ser útil y divertido. Os da la oportunidad de comunicaros con los demás, mientras provea un idioma común. El corazón ofrece la posibilidad de experimentar alegría y todo el rango de emociones humanas que comprende la vida. Es un don hermoso. El vientre les da vuestro cimiento, vuestro “yo”, si acaso es esa la palabra adecuada. Os permite realmente ser vosotros, firmes y arraigados, trazando vuestros propios límites y usando vuestro discernimiento. Desde esta base, la interacción con vuestro corazón y vuestra cabeza se vuelve un juego alegre. Vientre (cuerpo físico), Corazón (cuerpo emocional) y cabeza (cuerpo mental). Si estas tres capas están alineadas unas con otras, os sentís completos, y la vida en la Tierra es digna de ser vivida. Puede estar llena de inspiración, amor y felicidad. Podéis rendiros a lo que los emociona y os inspira, mientras al mismo tiempo no perdéis vuestras bases, vuestro punto interior de silencio. Podéis permanecer cerca de vosotros mismos, y al mismo tiempo dar y recibir libremente lo que la vida os ofrece o solicita.


Os saludo. Mi amor y compasión siempre está cerca de vosotros. Yo estoy jugando este juego junto con vosotros y soy parte de él. Vosotros, como seres humanos, sois hermosos y ricos. Tened fe en la belleza y en el poder de los instrumentos que se hallan disponibles para vosotros, los instrumentos de pensar, sentir y ser.


Os amo.

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